Él la vio una vez. Sólo una vez y después se oscureció. Sin meditarlo, ocurrió.
A él, al hombre naufrago, al hombre vasto.
La vio y entendió parte de la locura de su vida, figurada en aquella mujer.
Ella sobresalía.
Y no parecía respirar.
Les evocaba a cada uno de sus amantes una memoria.
Una nostalgia que creían, tal vez, olvidar.
A él, al hombre naufrago, al hombre vasto.
La vio y entendió parte de la locura de su vida, figurada en aquella mujer.
Ella sobresalía.
Y no parecía respirar.
Les evocaba a cada uno de sus amantes una memoria.
Una nostalgia que creían, tal vez, olvidar.
Era un vicio el inclinarse hacia ese cuello femenino, delicadamente sin espantarla.
Voluptueux.
Luego una catarata de imágenes, miedos, pavores.
Un vicio.
Un consuelo negro.
Voluptueux.
Luego una catarata de imágenes, miedos, pavores.
Un vicio.
Un consuelo negro.
Cuando la vio estaba sentada. Leía un libro en un banco.
Todo en ella parecía llamar la atención.
Su cabello, su rostro.
Sus manos.
La artista.
Todo en ella parecía llamar la atención.
Su cabello, su rostro.
Sus manos.
La artista.
Se le acercó despacio y silencioso, con ese caminar discreto de quien no está seguro de su peso sobre el pavimento.
Ella no levantó la mirada. No le interesaba nada de este mundo.
Era la ausencia.
Así también se alejó de él, ausente.
Igual que su papá.
Era la ausencia.
Así también se alejó de él, ausente.
Igual que su papá.
Él la persiguió durante 6 meses.
Día y noche. Soñándola.
Imaginándola dormitar desnuda bajo unas sábanas de una pureza casi opresiva.
Día y noche. Soñándola.
Imaginándola dormitar desnuda bajo unas sábanas de una pureza casi opresiva.
Ella nunca se percató de este fervor disimulado bajo ese par de pies discretos.
Por eso y también por algunas otras cosas, permitió que él se la llevara toda, que la acumulara dentro de sí, intentando retener ese algo, sin nombre, vacuo...
Por eso y también por algunas otras cosas, permitió que él se la llevara toda, que la acumulara dentro de sí, intentando retener ese algo, sin nombre, vacuo...
De la misma forma en que inició, se apagó.
Comenzó a irse, lentamente, despidiéndose a la vez de ella misma, ante la perplejidad de él.
Ajena al mundo, como un fantasma leve, pálida. Sostenida por un hilado eterno.
Comenzó a irse, lentamente, despidiéndose a la vez de ella misma, ante la perplejidad de él.
Ajena al mundo, como un fantasma leve, pálida. Sostenida por un hilado eterno.
Él la conservó en su interior, mordiéndose, masticándose.
Demonizado y voluble se arrojó desde un precipicio a la “pasividad” de la escritura.
Y formuló el hastío, la melancolía negra...
Demonizado y voluble se arrojó desde un precipicio a la “pasividad” de la escritura.
Y formuló el hastío, la melancolía negra...
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