miércoles

quiero que me trates suavemente

se enfría el café arriba de la mesa
como se enfría mi vida dentro de este cuarto
el espacio que separa mi conversación de la tuya
no tiene que ver ni con la edad ni con el tiempo
sino con un desajuste
un error de discurso 
quise decir algo siempre
que no me salió
qué injusta esta vulnerabilidad
a la noche 
antes de repetir mi vida en dos minutos
sueño despierta 
fantasías celosas rompiendo en mil pedacitos de vidrio
igual que los vasos que suelo romper
te muestro estas pequeñas miserias
que guardo debajo de tu cama

para mí no hay
hambre
menos amor
después de tanta ansiedad
no creo en las llaves ni en otros clavos
cambié la cerradura

guardo en un pedazo de hoja
que luego enciendo con tus manos
todo lo que pienso
así imagino
darte
un poco más de libertad

romper con la ideal sensación
de estar siempre en el lugar correcto

hoy escribo
los deberes de las noches
los cumplo
ceremoniosamente
cerrando los ojos y
abriendo la boca

si abriese los ojos vería
la soledad de un pensamiento repetitivo
insomnio de una carne sin voz

creo que quería darte otra cosa
la otra noche en el bar
por ahí mis pupilas en un frasco
petrificadas
o
mis pies helados
o
mi boca deformada de ansiedad
o
mi pecho lleno de entusiasmo

creo que quería darte otra cosa
tus pies en la dirección contraria
mi cuerpo volviéndose
y el tuyo girando al fin
tan vulnerable
me comería el mundo ahora
prendo fuego mis pensamientos
y te miro a través del reflejo de las luces del bar
la respuesta que espero
no es la que quiero
cada momento te da la posibilidad
de ser más elocuente
con este cuerpo mío
encerrado como una tortuga en extinción

la irresponsabilidad e inocencia
de la levedad de tu cuerpo
se transforma en un monstruo
que me pone a prueba

los deberes de las noches
los cumplo ceremoniosamente
lo hice una vez
y lo volvería a repetir
hasta el hartazgo
hasta el freno
hasta la pared
o hasta que me cierres la puerta




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