miércoles

microcentro

mientras la ciudad duerme
la vida pasa como una película y hace frío
intento acordarme
(cada vez que me levanto)
de ese instante ilusorio que propone el sueño
pero que vagamente estiro hasta llegar al trabajo
en esas microciudad microcentro
donde por lo menos para mí
el cielo siempre está nublado
entrar de noche y salir de noche
 da sueño
y sueño más desde que dormito en los bondis
mis amigos son los cafés
y mis manos resentidas de tantas quemaduras
se empeñan en tirar cada cosa que sea nueva
y de vidrio
estoy en modo automático y en esos momentos
me olvido del sueño
de la soledad
del desencuentro
y los parciales
aunque siempre llevo pegado un apunte en el brazo
pienso: lo que me costó el amor
siempre fui un tomate
lo que me costó el amor
de esta ciudad
de esta carne podrida
¿vos creés que todo se trata del entendimiento?
comprender la aspereza y el encanto
de la piel de un gusano
la misma carencia, el edipo
las historias
los funelares del abuelo enfermo
¿finalmente cuentan como entendimiento entre nosotros dos?
será que a pesar de todo
esta ciudad
esta microciudad
donde no soy nada
donde los bancos
con sus bancarios
me aplastan como a un bichito
donde soy un número más
un café más
un plato del día
más
un el diario que se transforma en algo viejo
(querer ser más)
después de las siete de la tarde
donde la vida ya pasó
(siempre ser más para vos)
y a nadie le sirve el pronóstico de la madrugada
acá es donde oculto el entendimiento
lo entierro
después de nosotros dos
no queda nada más

y lucía
al final
siempre hay que volver a trabajar

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