martes

Cada vez que termino de cursar me inspiro y salen cosas

invocar al autor
invocar la mera sucesión 
de sílabas
o tal vez al teclado
para que me penetre
me posea
entera
invocar a la nota de autor
dejarla ser
que se me impregne

invocar al autor
que se le manchen los dedos con tinta
por debajo de mis piernas
y un murmullo de hojas despiertas 
le revele la mención de mi frenesí

y que haya una sucesión de comas
para que el zeceo se desnude justo encima de mis hombros
y la parálisis verbal se transforme en la muda razón de su placer

hay delirio
por debajo de las mesas
entre los manteles
donde los chicos se rozan las piernas
hay placer

de romper con la idea
romper
corromper
la idea 
que se pasea desproporcionada
sobre los cubiertos
sobre la comida asquerosa 
y las colillas del piso encerado

mientras relleno la heladera
de aguas vacías
desganadas
(que me miran con recelo porque quieren ser yo pero ojalá yo fuese ellas: siempre frías estatuas de la comodidad)
pienso
la idea


pero el teclado
sin ganas
o mi boca sin temor
o mi pulso
insulso
o mi
cansancio
de aguas vacías
me gana de antemano

la idea se borró




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